lunes, 27 de mayo de 2013

NOS MUDAMOS...


Hola bloggeros terrícolas y siderales,
hemos mudado (todas nosotras) el blog hacia:

http://lulamanjula.wordpress.com/


Todos invitados a seguir en contacto por allí.
Si se complica demasiado, volveré a este; no quiero perder las palabras que ya enviaron :)
Nos estamos leyendo!

Lula / XYZ

jueves, 20 de enero de 2011

elogio del destiempo




El tiempo de los relojes, el del almanaque, el de la jornada laboral, el de los aniversarios, onomásticos y efemérides, el del cuarto de hora, el del demasiado tarde: el tiempo de los imbéciles, como solíamos llamarlo en alguna madrugada de preexamen y mate.
Es curioso que el tiempo artificial (y, hay que decirlo, de genética capitalista) penetre nuestra duración interna, nuestra percepción directa de la duración. Es curioso que defina qué y cuánto, qué tan importante, qué tan urgentes resultan determinadas cosas. Un cambio técnico y previsto en el calendario parece obligarnos a cambiar, revisar, preguntarnos, respondernos, proponernos, desistir, insistir, resistir. Aquellos que necesitan un orden externo, invariable, y aparentemente neutro que organice sus acciones, disfrutan y celebran estos cíclos numéricos. Y los padecen, cuando el demasiado tarde aniquila un sueño, cuando el cuarto de hora dice nunca.

El tiempo propio, la eternidad en los diez minutos en la sala de espera de un consultorio médico, la fugacidad extrema en diez minutos de caricias, no sólo existe, domina poderoso lo que somos. Nos hace. Sólo para expresarlo recurrimos al reloj. Ya lo dicen Las Pastillas “no sé si el tiempo es propio de nuestra conciencia; Duda, pero esa es la temporalidad que somos, la que nos define historia e identidad.

La primavera no llegó el 21 de septiembre.
No cambió nada entre el día anterior y el posterior a mi cumpleaños.
Esta noche, cuando los relojes marquen las 0.00 hs del primer día de otro año y en nuestro calendario el número sea 2011 ¿qué más cambiará?

Todo puede cambiar. La profesión que te decepciona, el amor que brota o se marchita, la vocación que finalmente reconociste y asumiste, la mirada con la que veías a esa persona. Tus adicciones, tu color de pelo. Todo puede cambiar.

Pero nada, absolutamente nada de todo eso que puede cambiar, tiene algo que ver con un reloj o un almanaque.

Así que, aprovecho este momento de atención generalizada, aprovecho que todos nos saludamos con buenos saludos y nos deseamos buenos deseos, para dejar ver esta hilacha de mí y desearles una buena vida, esa que todos nos merecemos, por la que luchamos o resistimos, la que marca el pulso de nuestra historia cuando el sol alumbra y también cuando se espesa la tiniebla.


XYZ

martes, 5 de octubre de 2010

el salto que no damos




Como dijo don Julio "la vida como un comentario de otra cosa que no alcanzamos, y que está ahí al alcance del salto que no damos".
Últimamente la vida se volvió la inminencia del salto. Hay que darlo.
Mientras él propone polvos y paseos de reencuentro desoye mi voz porque no le grito. Todo empieza como una avalancha a tranco de caballo, la mirada fija hacia adelante, una seguidilla de mimos y quereres que siempre parece in crescendo. Sigue, fluye -dice que fluye-, acaricia.
Mi voz acompaña cautelosa, oigo con curiosidad y reconozco el desafío que significa creerle ésta vez. Sabe, no es estúpido.
Una noche cualquiera, una más entre tanta palabra esperada y ofrecida, mi voz se vuelve límpida. "Quiero seguir lo que el corazón me dice, pero está maltrecho". Él escucha "no nos vamos a ver ahora". Se detiene la avalancha. Nada fluye. Como alguna otra vez que no di el salto. Como alguna otra vez, cuando todo fue polvo.
Sabe.
Manipulando mi alma, la que conoce, la que nunca grita, ofrece polvos como si de oro se tratara.
Sabe.
Vocea sus mercancías de imitaciones mezquinas.
Si no hay amor que no haya nada entonces, alma mía, no vas a regatear! me digo una vez más.


XYZ

martes, 7 de septiembre de 2010

pasionaria pasión tanguera

Sin ánimo de emular a un nefasto pseudoperiodista/pseudofilósofo, es elemental la vuelta a ciertas fuentes. Phatos, del griego padecer
El apasionado es presuntamente objeto de alguna fuerza superior sí mismo, a su voluntad conciente o racional; pero es sujeto. Un sujeto al que la pasión le ocurre.
Padece el enfermo el mal que no eligió. Soporta el ansioso la densidad de un tiempo que se burla de los relojes.
Sujeto inevitable, aunque la aparente pasividad lo empate con cualquier objeto inanimado.
La pasión se declara activa pero neutral. El apasionado ama, odia, fundamentaliza, adora, se inmola, lucha, se martiriza, persevera, ampara; da lo mismo.
El sujeto que persiste en su pasividad receptiva de estos poderosos sentires se convierte dócilmente en taza, en roca, en hielo, en mineral maleable en manos de la pasión.
El apasionado-sujeto decide su pasividad o su rebelión. Y está claro que no todo ser humano goza del par de cojones necesarios para no ser una taza.



 XYZ

 

heavyfuckin'soul



Ya sé que es más cómodo cauterizarse el alma, pero no sé como se hace. Lo intenté tantas veces.
Si lo hubiera logrado esa mirada de princesa no podría conmoverme. Ni sus abrazos apretados a mi cintura. Los desafíos de gladiador infantil me serían indiferentes. Los relatos de una vejez ya sin brújula pasarían a mi lado como sombras. La rabia adolescente y tierna de esa mitaddemicorazón sería menos que un susurro de abeja. La voz fraternal de una de mis heroínas no llegaría a temblar contra mis tímpanos.
Sería cómodo, sí, que las esquirlas de ese eterno tiroteo vano no me alcancen.
Pero me quedo. Son metralla por nada, para nada, abando nada.

XYZ