miércoles, 28 de abril de 2010

in corpore

Ocurre que el amor parece gozar de una especie de supremacía espiritual, la historia lo acentúa inmaterial, etéreo.
Mientras el poeta quiso - quiere - atraparlo construyendo redes sonoras, seducirlo con la musicalidad de las palabras y así cercarlo, lograr esa detención fugaz que permita un roce íntimo con su esencia, el historiador - alguno - lo señala como realización burguesa de raíces socio-económicas, el científico lo reduce a una serie de reacciones químico cerebrales, y más de uno lo considera parte del motor divino, eso que le da al mártir la posibilidad de aniquilarse a cuenta de algo que no sea él mismo.
En su nombre es posible escudar casi cualquier acto.
Plástico, inasible, parece perfumar toda clase de ofrenda, arrebato, sacrificio, silencio...
Pero, sublimaciones aparte, desmitificaciones aparte ¿qué sería del amor sin un cuerpo?
Desde el fondo de la filosofía puede oírse el susurro platónico desplegándose sutil y firme a través de los tiempos, un eros movilizador pero carente, deseoso de una completud imposible, se yergue por sobre los cuerpos en una pretendida superación metafísica. Más allá, en los principios del hombre-critaura, el amor es causa y motor, pero, otra vez... ¿qué sería del amor divino sin un cuerpo? Malherido y torturado, colgado de un madero; el amor sacrificial no pudo evitar ser cuerpo.
Ni mártires, ni amantes, ni padres, ni hijos, ni amigos, ni homicidas, ni caballeros andantes, ni héroes, ni suicidas.
Como dijo un filósofo, la ciencia manipula las cosas y renuncia a habitarlas.
El amor habita.

XYZ

naturaleza in humana

Es un misterio la tan mentada naturaleza humana, si existe tal cosa.
A pesar de la insistencia durante siglos en afirmar la capacidad racionalizadora del hombre, a veces citada para justificar su capacidad de cálculo y especulación, otras veces para acusarlo de un exceso de categorización, y también para erigirlo rey del acto creador de una divinidad finalmente indiferente. Eticamente necesitamos apelar a ella para convencernos de que tomamos decisiones, de que somos responsables por ser libres, de que podemos evaluar el mejor medio para un fin, y que eso significa algo totalmente distinto de actuar instintivamente. Por todas partes sigue estando el concepto, incluso entre aquellos que exaltan una suerte de irracionalidad indomable, como si la razón fuera sólo un invento de filósofos dogmatizantes.
Y, entonces?
A pesar de todo algo hay que nos limita y nos especifica. Que sea naturaleza, y humana, siempre está por verse.
¿De verdad somos más previsibles de lo que admitimos? ¿O somos una cajita de sorpresas?
No sé qué prefiero.
Algo me dice que la sola búsqueda de una explicación nos condena a esto, el animal racional, la naturaleza caída, el ser arrojado en el mundo; ni ángeles ni demonios.
O ambos.

XYZ

impacto ON

Sí sí, el impacto a veces llega con fanfarrias, con palabras, imágenes,
con alegría y emoción; parece que no siempre el impacto llegará al estallido.

Una visita al recuerdo puede despertar toda clase de emociones.
Buenas y no tan buenas, bienvenidas de todos modos,
para que la vida siga haciéndose vivir,
incluso cuando soltamos el timón para que la deriva traiga
paz y lucecitas de colores. Vale el riesgo de desviar el rumbo,
vale la posibilidad de maravillarse y de aterrarse, alternativamente.
Después de todo el tiempo, como dice Pedro Aznar, "que locas son las cosas/
que al alma se le antoja/ conservar".

XYZ





esperando el impacto

Después de tantos días sin encontrar las palabras propias,
sorprendiéndome entre las palabras de otros que me ofrecen
mensajes cifrados, guiños,
me encuentran otra vez esas perras negras un domingo, nada menos.
Sólo se acercan para que diga que la vida se torna un laberinto,
o una trampa,
y que el impulso que hace que siga perdiéndome entre sus pliegues
siempre me sorprende.
Probablemente esta sea sólo una semana laborable, el encuentro trivial
con caminitos previsibles,
y al mismo tiempo aceche
-como siempre-
la maravilla a la vuelta de la esquina.
Quién sabe.

XYZ

la maldición escrita, la maldición oral

"El hombre sabe que hay en el alma tintes más desconcertantes, más innumerables y más anónimos que los colores de una selva otoñal... cree, sin embargo, que esos tintes, en todas sus fusiones y conversiones, son representables con precisión por un mecanismo arbitrario de gruñidos y chillidos. Cree que del interior de una bolsita salen realmente ruidos que significan todos los misterios de la memoria y todas las agonías del anhelo." (G.K. Chesterton)

Está bien: el lenguaje no es la realidad.
Y sí, por eso pescamos, dice Lispector.


XYZ

stupidity

.. para los que nos deleitamos con observar, hurgar y revolver en esta realidad humana de vecino soporizado por la siesta de la razón, traigo este pequeño extracto de una teoría que sirve para elucidar misterios de tipo "y a éste/a qué carajo le pasa?" por dar un ejemplo nomás.

Carlo M. Cipolla (1922-2000), uno de los mayores historiadores del siglo XX. Catedrático de Historia económica en las universidades de Pavía y Berkeley, es autor de numerosos libros, algunos de ellos utilizados como libros de estudio en muchas cátedras de historia económica.Utilizó modelos matemáticos para enunciar Las leyes fundamentales de la estupidez humana, y son:

La Primera : " Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo".
La Segunda :" La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona"
La Tercera : "Una persona estúpida es una persona que causa daño a otra o a un grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio".
La Cuarta : " Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error".
La Quinta : " La persona estúpida es el tipo de persona más peligroso que existe. El estúpido es más peligroso que el malvado".

Y a partir de aquí divide a las personas en 4 categorías :

Los Incautos: Podemos recordar ocasiones en que un individuo realizó una acción (es decisivo que sea él quién la inicie), cuyo resultado fue una pérdida para él y una ganancia para nosotros: habíamos entrado en contacto con un incauto.
Los Inteligentes: Igualmente nos vienen a la memoria ocasiones en que un individuo realizó una acción de la que ambas partes obtuvimos provecho: se trataba de una persona inteligente. La mayor parte de sus acciones tendrán la característica de la inteligencia.
Los Malvados: Todos nosotros recordamos ocasiones en que, desgraciadamente, estuvimos relacionados con un individuo que consiguió una ganancia causándonos perjuicio a nosotros: nos encontramos frente a un malvado.
Los Estúpidos: Nuestra vida está salpicada de ocasiones en que sufrimos pérdidas de dinero, tiempo, energía, buen humor por culpa de las dudosas acciones de alguna absurda criatura a la que, en los momentos más impensables e inconvenientes, se le ocurre causarnos daños, frustraciones y dificultades, sin que ella vaya a ganar absolutamente nada con sus acciones.

Nadie sabe, entiende o puede explicar por qué esta absurda criatura hace lo que hace. En realidad no existe explicación -o mejor dicho- solo hay una explicación: la persona en cuestión es estúpida.
El poder de los estúpidos radica en que a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido.
Una persona inteligente puede entender la lógica del malvado. Las acciones de un malvado siguen un modelo de racionalidad: racionalidad perversa, si se quiere, pero al fin y al cabo racionalidad. Con una persona estúpida todo esto es absolutamente imposible. Una criatura estúpida nos perseguirá sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables. No existe modo alguno racional de prever si, cuándo, cómo, y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque. Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmado.
Puesto que las acciones de una persona estúpida no se ajustan a las reglas de la racionalidad, de ello se deriva que generalmente el ataque nos toma por sorpresa, incluso cuando se tiene conocimiento del ataque no es posible organizar una defensa racional, porque el ataque, en sí mismo carece de cualquier tipo de estructura racional.
Líbranos Dios de los estúpidos.

Fuente: "Allegro ma non tropo" de Carlo M. Cipolla, en http://www.eumed.net/cursecon/economistas/Cipolla.htm

Einstein nos aporta "Sólo existen dos cosas infinitas: el universo, y la estupidez humana. Y no estoy tan seguro de la primera."

Finalmente, para ampliar esta idea: absolutamente todos llevamos cierta cantidad de estupidez intrínseca. Se me ocurre una categoría de persona para agregar:
Los necios: gente incapaz de reconocer la cuota de estupidez que los hace humanos, incluso cuando están tropezando con las consecuencias de su propia acción.


XYZ

de pesca

Lispector decía que había que escribir distraídamente para conseguir pescar algo de eso que contínuamente se escapa, lo que contínuamente está escurriéndose por las hendiduras del lenguaje, servidor más habitual de la racionalidad y el orden.
Pescando entonces, encuentro apenas una sensación difusa de impotencia, de destiempo. Y el rebote violento de las palabras no dichas. El filo del silencio es tan fraterno a esta altura como un compañero de cautiverio.


XYZ

de La galaxia perdida (fin)

aunque duela, aunque cueste, aunque parezca que todo es inútil,
tus palabras de amor no caen en el vacío.
quizás sean la heridas que no cierran,
el rumor del silencio que tal vez daña más que los hechos mismos,
o la distancia...
puedo buscar las causas de los diálogos interrumpidos y tristes,
mis murallas que se levantan cada vez que me parece
que contás con mi paciencia, con mi amor, o con mi resignación.
no es mi voluntad herirte,
es que las heridas están sanando, pero no dejan de sangrar.
es que la vida no da treguas cuando se trata de vos,
es que aunque quiera olvidarme y verte así, tan calmada, las murallas se levantan.

Ya no estoy ahí.

para que no me duela
para no obligarme a convivir con lo que me destruye,
para no ayudarte a creer que no valgo nada,
para que sepas que sé cómo es que me traten
como a una princesa, como a un tesoro,
como a una maravilla llena de detalles
perfectos y desastrosos.
Apenas como a una mujer amada.


KU se niega a jugar el juego que resulta familiar.

de La galaxia perdida

KU responde con calma, la mirada clara sobre su mirada evasiva:

No es tan difícil hablar.
No es tan difícil escribir cinco palabras seguidas con sentido.
No debería ser tan difícil.
No hay derechos adquiridos para actuar de cualquier forma
y creer que no importa nada de lo que se hace,
nada de lo que se dice.
Todo importa,
porque todo es más simple.
El amor es más simple. Es transparente.
Enredarlo, disfrazarlo o retorcerlo, sólo puede matarlo.
Todo importa.
Sin valor no se consigue nada,
ni siquiera un fugaz encuentro de 15 minutos.
El amor no es mezquino, no es receloso,
no es retorcido, no es mudo, no busca venganza,
no se satisface haciendo daño,
no ofende, no ataca,
no se rinde, no se excusa.
El amor verdadero no puede manipularse.


KU está segura de saber qué es el amor. Todavía.

de La galaxia perdida

"contra viento y marea" decía, en algún momento fugaz de arrebato romántico.
Pero depende, qué pasa si el viento sos vos mismo?
qué pasa si la marea sube o baja por tu cuenta, misteriosamente,
y el que arrasa con todo sos vos...?
Entonces ya no hay fuerzas externas contra las que resistir,
ni cosas ajenas que soportar para crear un rincón.
Te convertís en tu propio rival,
retorcés las pocas palabras que dejás salir,
y sentenciás... pero nunca la confianza,
nunca la transparencia.
Si no podés hablar con confianza, tampoco escuchás con confianza,
terminás siempre, siempre, encontrando sentidos ocultos en las palabras que oís,
escuchás siempre pensando "lo dice por mí? eso pensará de mí?"
y nada te deja vivir en paz, nada que escuches te conforma.
Te das el derecho de "fallar", de "equivocarte", pero en verdad no lo creés:
no creés que fallaste, no creés que te equivocaste conmigo.
Querés quorum, querés escuchar "sí, lo que quieras, como quieras y cuando quieras".
Es mucho pedir para quien no puede empezar por dar.
No tenés nada que perder, porque no conocés el valor
de lo que tuviste.

piensa KU, dialogando de nuevo el diálogo tropezado.

de La galaxia perdida

La búsqueda es demasiado difícil, bucear y caminar para dar a los callejones sin salida de siempre. Cautelosa cubrirse de las partículas letales que flotan sin ritmo previsible, es la desventura de inmolarse.
Pretender comprender, además de conocer la verdad, es imposible.
Tras cada rodeo, en cada rincón olvidado, KU encuentra pedazos de lo que fue,
añicos deteriorados de lo que antes pudo brillar.
Los toma, los mira, intenta quitarles la pátina de tiempo que los cubre para ver lo que hay,
y siempre hay lo mismo.
Mezquinos pedazos de presente, brillos falsos.
Una y otra vez reconoce que es inútil la búsqueda.
Una y otra vez confirma que busca sola.
KU piensa que la galaxia debió desaparecer sin dejar rastro,
sin piedad.
Sin necesidad de transformarse en la inútil testigo
de los disfraces conocidos.

de La galaxia perdida

En el recorrido por la galaxia KU encuentra toda clase de cosas que han sobrevivido al meteorito.
Buena manera de llamarlo, ya que ellos nunca pueden usar las palabras de todos para nombrar las cosas como son.
El último hallazgo no es gran cosa, cierta luminosidad reveló lo que irrita y lastima:
KU no va a hablar de todo lo que todo el mundo ve, de todo lo que el resto del mundo cree.
Las apariencias engañan casi siempre, y ésta vez no importa,
porque en apariencia él se muda a un paraíso, a un estado perfecto de unión, de buena fama entre el público, de celebridad momentánea.
Y él lo disfruta, lo alimenta, sumiso deja que todos lo aplaudan. Eso está a la vista, y es de manual: ya sabemos qué le gusta al público
cercano y lejano, ya sabemos que clase de historias tienen el aplauso y cuáles la maldición.
Entonces, no hay mucho que compartir de las apariencias públicas, están al alcance de KU como de cualquiera en esta gran obra.
Si algo puede habitar esta galaxia, si de algo vale la pena hablar, es justamente de lo que ningún público conoce; entonces vale la pena buscar palabras y gestos, establecer fechas, revelar secretos.
Ni explicar, ni analizar, y entonces comprender. Hay que ver lo que hay en esta galaxia, hay que desenmascarar la mirada para poder decir lo que hay, lo que es y existe más allá de las apariencias.
Entonces sí, hablar significa algo.
Entonces sí el silencio y el miedo pierden batallas y terrenos.

de La galaxia perdida

Probablemente sea tiempo de dejar la búsqueda.
Una frase cayó "armar algo desde el rincón que sea",
gráfica al punto de revelar la dimensión de esta galaxia.
La galaxia perdida es un rincón de otro universo,
un rincón desconectado y oculto.
Como los ambientalistas conservadores pretenden aislar una especie,
un pequeño ecosistema, para evitar que desaparezca por completo del mundo,
así están,
sin demasiada dedicación tratando de sostener un rincón olvidado.
¿Para que viva? ¿Para que forme parte del museo de la historia?
Lo único que realmente contaba era develar qué hay en ese rincón,
qué lo llena. Quizás esté vacío, pero hay que averiguarlo.
KU no ve ninguna posibilidad de armar nada en un rincón.
El resto de ese universo, tan hostil a su propia esencia y condición de mujer,
se dispone a aplastar y desaparecer el rinconcito abandonado.
KU pensó que el desastre lo había provocado un meteorito,
cuando en verdad es el universo mismo el que redujo y destruyó la galaxia
convirtiéndola en el rincón de la vergüenza oculta.

de La galaxia perdida

KU recorre espacios ocupados por palabras atropelladas, escritas a los tirones,
cartitas dejadas en el buzón secreto y compartido.
Empezaron siendo abiertas y vulnerables,
como si el miedo no hubiera alcanzado todavía a dictarlas,
eran frases rotundas y fuertes, dulces palabras de amor
que estallaban en el alma cada vez que ella miraba el buzón
y él estaba ahí.
Sus palabras eran siempre difíciles,
siempre el miedo de no ser comprendido,
el miedo de ser mal entendido,
siempre el miedo de la mano,
aunque no alcanzaba a silenciar lo que había que gritar
para sentirse vivos.
El miedo es un compañero de ruta de estos personajes. Miedo de todo lo que no puede moverse de su lugar sagrado.
El miedo ataca lo más frágil, lo más suave: la piel del alma,
si logra callarla, será mucho más fácil que domine el resto de la vida.

de La galaxia perdida

Cuando KU recuerda, las imágenes siempre reúnen a dos personas.
Durante meses fueron poblando su memoria las imágenes que ahora pueden
valerse por sí mismas, valer lo que valen sin necesidad de cotejarlas,
sin necesidad de preguntar qué es ni por qué. Valiosas y dulces porque son de ella,
porque decidió guardarlas, recrearlas, y quererlas. No importa si otros no saben, o no acuerdan;
en su alma son auténticas.
Él es el protagonista de esta historia, y la distancia no es motivo suficiente para
la ausencia. Él vive en estas líneas, y es el co-autor de las palabras que crecieron
a medida que el tiempo los juntaba.
La memoria de KU se alimenta de sensaciones,
pero también de letras y palabras. Son amigas siempre,
las palabras transportan sentimientos, acortan las distancias,
atrapan lo que la piel guarda en silencio. KU vive con las palabras,
que necesitan el silencio para hacerse, que brotan desde el fondo de los días
y de las noches que acompasaban la galaxia que hoy recuerda.
Pero hay otra memoria en esta historia.
Entonces, el espacio está abierto a sus palabras.
Y a su silencio.

de La galaxia perdida

KU pensó todo el día como escribir dos palabras sin clavarse todos los puñales
al mismo tiempo.
Se sintió bien recordando un cumpleaños lejano, una noche que hizo temblar la galaxia con el roce de los dedos.
Se acurrucó en ese recuerdo, dejó que los dedos lleguen hasta sus manos,
escuchó música que la acompañe a ese paisaje.
Pensó que quizás fuera cierto que los pensamientos buenos e intensos
pueden llegar a destino aunque la voz no diga nada.
Y así pasó ese día, enviando pensamientos,
esos besos interminables, y escapó de los puñales.

de La galaxia perdida

Narrar es, entre otras cosas, tomar conciencia de la temporalidad propia,
contando una historia se vive mientras se comprende desde una nueva perspectiva.
Cuando no hay palabras para decir lo que hay que contar,
se crean.
En este lugar perdido, una galaxia de deleites que hoy es sólo una memoria,
un meteorito de dimensiones desconocidas provocó una gran nube de materia deshecha que todo lo cubre.
Veo como van cayendo las partículas, como Juan las ve por primera vez antes de ser el Eternauta, no son inofensivas: destruyen lo que tocan. Entonces decido contar la historia del lugar que antes ocupó este futuro espacio vacío.
Mientras la nube va disolviéndose y pueden verse las ruinas de lo que fue,
recurro a la memoria de KU para reconstruir imágenes que irán a parar al espacio,
perdidas una vez que las abandone a su propia suerte.
La historia empieza en una plaza, una tarde de sol suave. Aunque muchas personas se entretienen
alrededor, cerca, no llegan al oído de KU las voces ajenas, porque la voz de alguien, su sonrisa, sus ojos,
ocupan el aire por completo.
Ella está rodeada de tibieza, y piensa que puede ser el sol de invierno.