miércoles, 28 de abril de 2010

de La galaxia perdida

La búsqueda es demasiado difícil, bucear y caminar para dar a los callejones sin salida de siempre. Cautelosa cubrirse de las partículas letales que flotan sin ritmo previsible, es la desventura de inmolarse.
Pretender comprender, además de conocer la verdad, es imposible.
Tras cada rodeo, en cada rincón olvidado, KU encuentra pedazos de lo que fue,
añicos deteriorados de lo que antes pudo brillar.
Los toma, los mira, intenta quitarles la pátina de tiempo que los cubre para ver lo que hay,
y siempre hay lo mismo.
Mezquinos pedazos de presente, brillos falsos.
Una y otra vez reconoce que es inútil la búsqueda.
Una y otra vez confirma que busca sola.
KU piensa que la galaxia debió desaparecer sin dejar rastro,
sin piedad.
Sin necesidad de transformarse en la inútil testigo
de los disfraces conocidos.

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