"contra viento y marea" decía, en algún momento fugaz de arrebato romántico.
Pero depende, qué pasa si el viento sos vos mismo?
qué pasa si la marea sube o baja por tu cuenta, misteriosamente,
y el que arrasa con todo sos vos...?
Entonces ya no hay fuerzas externas contra las que resistir,
ni cosas ajenas que soportar para crear un rincón.
Te convertís en tu propio rival,
retorcés las pocas palabras que dejás salir,
y sentenciás... pero nunca la confianza,
nunca la transparencia.
Si no podés hablar con confianza, tampoco escuchás con confianza,
terminás siempre, siempre, encontrando sentidos ocultos en las palabras que oís,
escuchás siempre pensando "lo dice por mí? eso pensará de mí?"
y nada te deja vivir en paz, nada que escuches te conforma.
Te das el derecho de "fallar", de "equivocarte", pero en verdad no lo creés:
no creés que fallaste, no creés que te equivocaste conmigo.
Querés quorum, querés escuchar "sí, lo que quieras, como quieras y cuando quieras".
Es mucho pedir para quien no puede empezar por dar.
No tenés nada que perder, porque no conocés el valor
de lo que tuviste.
piensa KU, dialogando de nuevo el diálogo tropezado.
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