martes, 5 de octubre de 2010

el salto que no damos




Como dijo don Julio "la vida como un comentario de otra cosa que no alcanzamos, y que está ahí al alcance del salto que no damos".
Últimamente la vida se volvió la inminencia del salto. Hay que darlo.
Mientras él propone polvos y paseos de reencuentro desoye mi voz porque no le grito. Todo empieza como una avalancha a tranco de caballo, la mirada fija hacia adelante, una seguidilla de mimos y quereres que siempre parece in crescendo. Sigue, fluye -dice que fluye-, acaricia.
Mi voz acompaña cautelosa, oigo con curiosidad y reconozco el desafío que significa creerle ésta vez. Sabe, no es estúpido.
Una noche cualquiera, una más entre tanta palabra esperada y ofrecida, mi voz se vuelve límpida. "Quiero seguir lo que el corazón me dice, pero está maltrecho". Él escucha "no nos vamos a ver ahora". Se detiene la avalancha. Nada fluye. Como alguna otra vez que no di el salto. Como alguna otra vez, cuando todo fue polvo.
Sabe.
Manipulando mi alma, la que conoce, la que nunca grita, ofrece polvos como si de oro se tratara.
Sabe.
Vocea sus mercancías de imitaciones mezquinas.
Si no hay amor que no haya nada entonces, alma mía, no vas a regatear! me digo una vez más.


XYZ

martes, 7 de septiembre de 2010

pasionaria pasión tanguera

Sin ánimo de emular a un nefasto pseudoperiodista/pseudofilósofo, es elemental la vuelta a ciertas fuentes. Phatos, del griego padecer
El apasionado es presuntamente objeto de alguna fuerza superior sí mismo, a su voluntad conciente o racional; pero es sujeto. Un sujeto al que la pasión le ocurre.
Padece el enfermo el mal que no eligió. Soporta el ansioso la densidad de un tiempo que se burla de los relojes.
Sujeto inevitable, aunque la aparente pasividad lo empate con cualquier objeto inanimado.
La pasión se declara activa pero neutral. El apasionado ama, odia, fundamentaliza, adora, se inmola, lucha, se martiriza, persevera, ampara; da lo mismo.
El sujeto que persiste en su pasividad receptiva de estos poderosos sentires se convierte dócilmente en taza, en roca, en hielo, en mineral maleable en manos de la pasión.
El apasionado-sujeto decide su pasividad o su rebelión. Y está claro que no todo ser humano goza del par de cojones necesarios para no ser una taza.



 XYZ

 

heavyfuckin'soul



Ya sé que es más cómodo cauterizarse el alma, pero no sé como se hace. Lo intenté tantas veces.
Si lo hubiera logrado esa mirada de princesa no podría conmoverme. Ni sus abrazos apretados a mi cintura. Los desafíos de gladiador infantil me serían indiferentes. Los relatos de una vejez ya sin brújula pasarían a mi lado como sombras. La rabia adolescente y tierna de esa mitaddemicorazón sería menos que un susurro de abeja. La voz fraternal de una de mis heroínas no llegaría a temblar contra mis tímpanos.
Sería cómodo, sí, que las esquirlas de ese eterno tiroteo vano no me alcancen.
Pero me quedo. Son metralla por nada, para nada, abando nada.

XYZ

viernes, 20 de agosto de 2010

la persistencia de la amnesia


La niña histriónica y descarada se despliega a sus anchas en una esgrima de papel; inventa, asocia, desasocia y brilla como esas estrellitas de pirotecnia, iluminando chiquita alrededor. Poquita.
Todas las que soy simultáneamente -sultáneamente? me pregunta la chistosa- presencian atentas, amorosas, cómo ella se expande y chisporrotea entre risas. En medio del certámen de humor nocturno se cuelan segundos ásperos, silencios, y la nena mirá hacia atrás, a sus compinches cuidándole las espaldas. Sí, están ahí. Una hace el amague de tomar el mando -la que se encarga de las emociones, o la que mantiene la guardia alerta... alguna de ellas- pero la marea sigue su curso. El silencio pasó, el filo del chiste duró segundos -eternos para la comediante- y las otras vuelven a su contemplación pasiva. La payasa no es la dueña del circo -comentan un poco dolidas por haber sido soslayadas con tanto descaro- y se quedan ahí, impotentes.

Y era cuestión de tiempo descubrirlo, cuestión de escuchar esa vocecita de pepegrillo que me susurra secretos y claves, y que siempre decido ignorar. Lo que hiela la sangre es ese diálogo -o algo parecido- que exige como condición que yo sea únicamente un fragmento de lo que soy. Sabiendo la cantidad de niñas que viven en mí, si no es sacrificial es por lo menos estúpido prestarse a la masacre.

XYZ

tropiezos (julio '10)

Y nunca abandono el hábito de las preguntas ¿Cuánta enfermedad hay en ese embrollo recurrente de hablar sin decir nada?
Con la excusa de no ser poco civilizada me incrusto las mismas astillas envenenadas que ya conozco, esas que me ha llevado tanta noche arrancar de mí. Las clavo exacta y abierta sobre el embrión de cicatriz que ya no es.
¿Qué espero encontrar? Ya sé que mi coraza es de niebla. Ya sé que la línea que separa la sensibilidad de la imbecilidad es demasiado tenue como para que mis antenas la detecten.
¿Cuál es la necesidad de escuchar una y mil veces la misma cancioncita? Es un disco rayado, tropieza siempre en los mismos lugares, provocando ese toc-toc indeseable en el esternón. Hay un sinsentido en ese murmullo que alimento, un deseo oscuro y primitivo de autodestrucción. Habla pero no dice.
Un holograma escurridizo, un espectro de sí mismo que resolvió husmear entre mis letras por aburrimiento.
Decide – toc-toc – y yo absorta, perpleja, demasiado distraída tal vez - ¿quién es? – Asisto a la rutina casi en piloto automático, sigue sin costarme ser como soy. Detecto el malestar en pocas frases, una espuma fría que sube por mi columna y se instala entumeciéndome la nuca. El ingenio y el humor tonto son el fondo agridulce del cuasi-diálogo. ¿Por qué abrí la puerta? me pregunto cada vez. Porque no vivir encerrada tiene estos riesgos, me respondo de una bofetada.
Van desfilando en imágenes -ya en el silencio- todos los primores que denigro en esos pocos minutos. Auténticas gemas que salpico de mierda. Y mientras tanto el sol se muere/ y no parece importarnos
Rodeándome de oscuridad sólo puedo esperar magullones. Aún cuando todo parecía brillar tan suave, tan cómodo, sólo fue un espejismo. Era el puro goce de aprovecharme, fui eso que estaba ahí, tan fácil. Sólo ofrece y garantiza balazos.


XYZ

lunes, 28 de junio de 2010

tristeza não tem fim

Tristeza de madrugada.
La garganta áspera de tabacovenenoinmundo, atravesada por clavos agudos y al borde del alarido.
Es hora de escupir la mordaza, que tanto tragar las palabras filosas solamente asegura el hábito de un silencio que no me pertenece.
Asqueada de esa moral burguesa progre que antes había que ventilar con la cara puesta y dipuesta al sopapo, y que hoy medra libre y robusta por los cibercables que nos ahorcan.
Asqueada. Quizás siga costándome el odio.
No logro hacerlo propio, darle mis colores y mis sonidos; no logro embanderarme con él y construirme esa religión personal que es la venganza como plato frío. Qué asco cuando la estupidez de la sola idea de maquinar una venganza 'en frío' alcance para delinear toda una personalidad. Mis fuegos no me dejan ser hábil, mis pasiones me consumen sin clemencia, mis cenizas son dulces. Mientras arde la pasión no presaboreo las cenizas, mientras el fuego quema crece lamiéndolo todo, sube, me envuelve y baila en un solo tiempo. No hay nada más allí. No me inmolo, estoy viva nada más.
Qué conveniente para estos progres que no crea en blancos y negros. Qué oportunas convicciones para sus corazones de flan o de piedra pómez, que con muy poco esfuerzo y casi ninguna atención logran  autoinvocarse gris. Y bueno, después andá vos a hacerte cargo si los ves más oscuros o más claros de lo que ellos quieren que los veas. Es tu mirada, es tu distorsión. ¡¿Es que no podés dejarte de joder y unirte de una maldita vez al juego?!
Y no. No quiero.
Ya escupí la mordaza. Sí, es mi mirada la antesala de esa náusea que más tarde será decepción.
¿Cuánto de mí se fue con esa corriente que arrasaba como un río volcánico? La mordaza se fue.
El grito será un drenaje apenas de la pasión que nunca se termina.

XYZ

viernes, 4 de junio de 2010

inter exter nos

Existe ese límite natural que es la piel, el que nos vuelve indivisos como frontera sutil que crea un vacío entre gentes. Otros cuerpos, otras pieles, otras personas. Como un puente, delimita y enlaza. No hay dudas acerca de los límites del cuerpo propio, cualquier intrusión que traspase la piel significa violencia. Son diversas las perforaciones que aceptamos –aún de mala gana-, tipificadas como saludables o estéticas, pero no son muchas. Cada invasión consensuada encierra justificaciones, cuidados, delicadezas y adrenalina.
Existe ese límite natural que es yo, el que nos vuelve indivisos como frontera sutil que crea un vacío entre gentes. Otros interiores, otras historias, otras personas. Como un puente, delimita y enlaza.
Nada más habitual que dudar acerca de los límites del alma, cualquier intrusión puede significar violencia. Las irrupciones consensuadas son infinitas y mutantes; y aunque encierran justificaciones, cuidados y delicadezas, la adrenalina corroe a latigazos desquiciados las fosas internas. El yo descarnado se desangra impotente, se disgrega, ciego a la propia invitación a la masacre llora arrinconado sus ruinas. Cuando no hay trincheras ni trucos, ese límite es tan ligero y transparente como la piel de una gota.

XYZ

domingo, 16 de mayo de 2010

dialoguismo errático

Dos tipos en la vereda, esperando su turno para usar el cajero automático. Uno de ellos de apariencia joven pero avejentado, mochila al hombro y celular en la mano (será F). El otro con los auriculares del mp3 colgando, inquieto, más joven quizás (G).

F - no le respondas, que sepa que estás en otra. Si le contestás de una va a pensar que estás pendiente.
G - estoy pendiente, esa es la cagada.
F - sí pero que ella no sepa, si se lo dejás saber cagaste. Viste como son las minas, en cuanto se sienten seguras se hacen las difíciles.
G - no sé, esta no es cualquiera. Aparte quiere hablar, no sé que decirle.
F - no le respondas y listo. Que llame a tu casa y cuando atienda tu vieja o tu hermana ves, es al pedo que le respondas ahora.
G - a mi casa no va a llamar porque no tiene el número. Si se entera que vivo con mis viejos todavía va a salir cagando del todo.
F - chamuyala, decile que estás de paso porque se te venció el contrato, algo así.

Pasé adentro del cajero y seguían hablando distraídamente, celular en mano.

XYZ

miércoles, 12 de mayo de 2010

atemporal

Lo bueno de evitar las cronologías es esta posibilidad de reencontrarse con palabras guardadas, a las que el tiempo reedita por cuenta propia [000 hace días, cuál será mañana?].
Algo de uno mismo permanece atemporal, no como los monumentos a los que hay que cuidar y rendirles homenaje cada tanto para que no cambien, para que nadie olvide. Esa atemporalidad que señala un ser-en-el-mundo dinámico y enriquecido. Y es un buen reencuentro.

XYZ

000

Croquis fragmentario de la moralidad perfecta.
Esa gente que, desviviéndose por dar una imagen de alta moral -'ante sí mismos' dicen, pero ya lo dijo Freud, para que los demás la legitimen-, una imagen de autenticidad, desviviéndose por aparecer justos, sinceros, correctos, 'buena gente', consiguen eso: des vivirse. Llevan hasta el ridículo cierto sentido de la libertad abaratándola en egotismo. La buena gente no necesita ejercitar la destreza de actuar bien, sólo actúa bien con una transparencia que contagia luz sin proponérselo.
No se consideran inexpertos, no son novatos porque el contador virtual de puntos de xp no marca 0, y cada nuevo clic los vuelve más maduros y astutos.
El discurso es harto elaborado, como si dedicaran mucho tiempo a dilucidar aspectos importantes de sus vidas; bastante más elaborado que sus vivencias.
Cuando no los enerva, el resto de las personas sencillamente los aterra. Inseguros y pusilánimes, se presentan cazadores, estrategas de lo confuso enriedan a la presa, que después mordisquean fingiendo desgano:  las uvas estaban verdes. Que los movimientos y los gestos fervorosos no nos engañen, no sienten fervor aunque actúen fervorosamente: el mundo entero no los comprende.
Besan pero no desean besar. Hablan pero no desean hablar. Todos sus actos son apariencias que la pobre imbécil multitud de "los demás" jamás comprenderá en su verdadera profundidad. Ellos son sus actos, pero creen que son sus ideas. Como todo el mundo, ignorantes de sus propios límites hasta tocarlos, se autonominan ilimitados. Suelen tener en gran estima la tolerancia, como si de eso se tratara relacionarse con humanos: hay que vivir tolerándolos, como un semidios tolera a los inferiores, condescendiendo se sienten buenos: toleran.
Conocen la perfección, saben reconocerla cuando llena sus mentes y sus vidas tal como lo hace una entelequia. La amistad perfecta era aquella que -siempre en un pasado glorioso- sin pedir nada los hacía sentirse momentáneamente especiales. El amor perfecto era aquel jamás salpicado por la mugre de la experiencia directa y constante de la realidad humana. Héroes incomprendidos de una irrealidad cultivada, sólo saben qué no-son, qué no-sienten, qué no-desean, qué  no-toleran. Y así, matan, pero sólo para hacer un presunto bien, eso los salva de ser asesinos. Caminan en dos pies, pero no son bípedos. Mienten, pero sólo para proteger a los pobres de la verdad que no soportarían, eso los libera de ser falsos. Juzgan, pero se declaran incompetentes a la hora declarada. Succionan discretamente, pero no son vampiros.

Es de la clase de gente que actúa 5 + 2 + 2... pero incapaz de reconocerse 9.

XYZ

lunes, 10 de mayo de 2010

elefantes en europa

Ese era el punto crítico: no gritar amor, no gritar jamás.
Pero sí pensarlo, susurrarlo, llorarlo, maldecirlo.
Cuando el amor arrecia el jamás se vuelve un refugio.
Z fantasea con ese despertar
una mañana de café caliente
después de una noche entera de tempestad erótica.
Y gritarle jamás al refugio
bienvenir la borrasca
y los resplandores.
Un zoom emocional hubiera evitado la pregunta.

XYZ

domingo, 9 de mayo de 2010

la fórmula secreta


¿cómo hiciste para lavarte de huellas,
para dejar la piel limpia de mi boca, ilesa de mi tacto?
cómo desaparecieron las marcas de tu espalda?
 con qué conjuro mi voz se volvió nada?
cuánto silencio fue necesario para rasgar mi retrato?
cómo amputaste el futuro?
es suficiente cerrar los ojos para invocar el poder
de un vendaval de olvido que arrase con los lugares que ya no debo visitar?
fueron agujas de hielo las que por fin
volvieron opacas las luces de esa calle?
determinadas veredas, cierta avenida prohibida ya para mis fotos,
el nombre de un café,
la fragancia sutil de las mañanas frente al espejo,
una ciudad nocturna se volvió hostil,
cómo? con qué poderes?
compartí tu secreto
para que yo también sea ya nada.

XYZ

sábado, 8 de mayo de 2010

honestidad brutal

mientras dure ese silencio
sentir se vuelve brutal
sin apocalipsis ni juicio final
el destino de los tibios es el mismo


XYZ

viernes, 7 de mayo de 2010

raudaz

¿Y si no me importa demostrar qué persona soy? Es que no existe una manera de hacerlo, aunque me importara. El desafío es ser a pesar de tanta imagen ajena superponiéndose al retrato propio.

Había una vez un sinfin de niñas.
Una aterrorizada escondiéndose detrás de las macetas de un patio con parra, esperando que se vayan las visitas.
Había otra, que comandaba un ejército barrial, que a la hora de la siesta recopilaba información acerca del otro bando -el de los adultos- en misiones de ultraespionaje.
Otra recolectaba cadáveres de animales para darles sepultura, hasta que descubrió que el bautismo postmortem era tan inútil como el amontonamiento de tumbas NN.
Otra niña caminaba rutinariamente rodeada de árboles hasta la casa de su abuelo, hasta que empezó a matar la rutina de cada trayecto convirtiéndose en la protagonista de diversas aventuras, entre ellas una Caperucita que desafiaba al lobo a salir de su escondite.
Una de esas niñas soñaba con vivir en una casa que tuviera escaleras, para poder sentarse a dibujar en los peldaños.
Finalmente, la que más recuerdo, llenaba cuadernos de palabras, dibujos, figuras recortadas, papeles brillantes de alfajor, esqueletos de hojas secas, papelitos deslizados en algún recreo, puteadas.

Para quien renuncia a las palabras, este recuento incompleto no tiene ningún significado.


XYZ

miércoles, 5 de mayo de 2010

956

Se acerca con el cigarro apagado y me mira. Me inclino hacia su boca y apoyo la brasa de mi cigarro en el suyo, aspira sin dejar de mirarme.
Con una mano descorre mi pelo con la delicadeza de un orfebre, ve mis ojos y sonríe. La mano baja por mi mejilla y se detiene en mi cuello, con un solo movimiento casi musical me atrae hasta su boca.

XYZ

miércoles, 28 de abril de 2010

in corpore

Ocurre que el amor parece gozar de una especie de supremacía espiritual, la historia lo acentúa inmaterial, etéreo.
Mientras el poeta quiso - quiere - atraparlo construyendo redes sonoras, seducirlo con la musicalidad de las palabras y así cercarlo, lograr esa detención fugaz que permita un roce íntimo con su esencia, el historiador - alguno - lo señala como realización burguesa de raíces socio-económicas, el científico lo reduce a una serie de reacciones químico cerebrales, y más de uno lo considera parte del motor divino, eso que le da al mártir la posibilidad de aniquilarse a cuenta de algo que no sea él mismo.
En su nombre es posible escudar casi cualquier acto.
Plástico, inasible, parece perfumar toda clase de ofrenda, arrebato, sacrificio, silencio...
Pero, sublimaciones aparte, desmitificaciones aparte ¿qué sería del amor sin un cuerpo?
Desde el fondo de la filosofía puede oírse el susurro platónico desplegándose sutil y firme a través de los tiempos, un eros movilizador pero carente, deseoso de una completud imposible, se yergue por sobre los cuerpos en una pretendida superación metafísica. Más allá, en los principios del hombre-critaura, el amor es causa y motor, pero, otra vez... ¿qué sería del amor divino sin un cuerpo? Malherido y torturado, colgado de un madero; el amor sacrificial no pudo evitar ser cuerpo.
Ni mártires, ni amantes, ni padres, ni hijos, ni amigos, ni homicidas, ni caballeros andantes, ni héroes, ni suicidas.
Como dijo un filósofo, la ciencia manipula las cosas y renuncia a habitarlas.
El amor habita.

XYZ

naturaleza in humana

Es un misterio la tan mentada naturaleza humana, si existe tal cosa.
A pesar de la insistencia durante siglos en afirmar la capacidad racionalizadora del hombre, a veces citada para justificar su capacidad de cálculo y especulación, otras veces para acusarlo de un exceso de categorización, y también para erigirlo rey del acto creador de una divinidad finalmente indiferente. Eticamente necesitamos apelar a ella para convencernos de que tomamos decisiones, de que somos responsables por ser libres, de que podemos evaluar el mejor medio para un fin, y que eso significa algo totalmente distinto de actuar instintivamente. Por todas partes sigue estando el concepto, incluso entre aquellos que exaltan una suerte de irracionalidad indomable, como si la razón fuera sólo un invento de filósofos dogmatizantes.
Y, entonces?
A pesar de todo algo hay que nos limita y nos especifica. Que sea naturaleza, y humana, siempre está por verse.
¿De verdad somos más previsibles de lo que admitimos? ¿O somos una cajita de sorpresas?
No sé qué prefiero.
Algo me dice que la sola búsqueda de una explicación nos condena a esto, el animal racional, la naturaleza caída, el ser arrojado en el mundo; ni ángeles ni demonios.
O ambos.

XYZ

impacto ON

Sí sí, el impacto a veces llega con fanfarrias, con palabras, imágenes,
con alegría y emoción; parece que no siempre el impacto llegará al estallido.

Una visita al recuerdo puede despertar toda clase de emociones.
Buenas y no tan buenas, bienvenidas de todos modos,
para que la vida siga haciéndose vivir,
incluso cuando soltamos el timón para que la deriva traiga
paz y lucecitas de colores. Vale el riesgo de desviar el rumbo,
vale la posibilidad de maravillarse y de aterrarse, alternativamente.
Después de todo el tiempo, como dice Pedro Aznar, "que locas son las cosas/
que al alma se le antoja/ conservar".

XYZ





esperando el impacto

Después de tantos días sin encontrar las palabras propias,
sorprendiéndome entre las palabras de otros que me ofrecen
mensajes cifrados, guiños,
me encuentran otra vez esas perras negras un domingo, nada menos.
Sólo se acercan para que diga que la vida se torna un laberinto,
o una trampa,
y que el impulso que hace que siga perdiéndome entre sus pliegues
siempre me sorprende.
Probablemente esta sea sólo una semana laborable, el encuentro trivial
con caminitos previsibles,
y al mismo tiempo aceche
-como siempre-
la maravilla a la vuelta de la esquina.
Quién sabe.

XYZ

la maldición escrita, la maldición oral

"El hombre sabe que hay en el alma tintes más desconcertantes, más innumerables y más anónimos que los colores de una selva otoñal... cree, sin embargo, que esos tintes, en todas sus fusiones y conversiones, son representables con precisión por un mecanismo arbitrario de gruñidos y chillidos. Cree que del interior de una bolsita salen realmente ruidos que significan todos los misterios de la memoria y todas las agonías del anhelo." (G.K. Chesterton)

Está bien: el lenguaje no es la realidad.
Y sí, por eso pescamos, dice Lispector.


XYZ

stupidity

.. para los que nos deleitamos con observar, hurgar y revolver en esta realidad humana de vecino soporizado por la siesta de la razón, traigo este pequeño extracto de una teoría que sirve para elucidar misterios de tipo "y a éste/a qué carajo le pasa?" por dar un ejemplo nomás.

Carlo M. Cipolla (1922-2000), uno de los mayores historiadores del siglo XX. Catedrático de Historia económica en las universidades de Pavía y Berkeley, es autor de numerosos libros, algunos de ellos utilizados como libros de estudio en muchas cátedras de historia económica.Utilizó modelos matemáticos para enunciar Las leyes fundamentales de la estupidez humana, y son:

La Primera : " Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo".
La Segunda :" La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona"
La Tercera : "Una persona estúpida es una persona que causa daño a otra o a un grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio".
La Cuarta : " Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error".
La Quinta : " La persona estúpida es el tipo de persona más peligroso que existe. El estúpido es más peligroso que el malvado".

Y a partir de aquí divide a las personas en 4 categorías :

Los Incautos: Podemos recordar ocasiones en que un individuo realizó una acción (es decisivo que sea él quién la inicie), cuyo resultado fue una pérdida para él y una ganancia para nosotros: habíamos entrado en contacto con un incauto.
Los Inteligentes: Igualmente nos vienen a la memoria ocasiones en que un individuo realizó una acción de la que ambas partes obtuvimos provecho: se trataba de una persona inteligente. La mayor parte de sus acciones tendrán la característica de la inteligencia.
Los Malvados: Todos nosotros recordamos ocasiones en que, desgraciadamente, estuvimos relacionados con un individuo que consiguió una ganancia causándonos perjuicio a nosotros: nos encontramos frente a un malvado.
Los Estúpidos: Nuestra vida está salpicada de ocasiones en que sufrimos pérdidas de dinero, tiempo, energía, buen humor por culpa de las dudosas acciones de alguna absurda criatura a la que, en los momentos más impensables e inconvenientes, se le ocurre causarnos daños, frustraciones y dificultades, sin que ella vaya a ganar absolutamente nada con sus acciones.

Nadie sabe, entiende o puede explicar por qué esta absurda criatura hace lo que hace. En realidad no existe explicación -o mejor dicho- solo hay una explicación: la persona en cuestión es estúpida.
El poder de los estúpidos radica en que a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido.
Una persona inteligente puede entender la lógica del malvado. Las acciones de un malvado siguen un modelo de racionalidad: racionalidad perversa, si se quiere, pero al fin y al cabo racionalidad. Con una persona estúpida todo esto es absolutamente imposible. Una criatura estúpida nos perseguirá sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables. No existe modo alguno racional de prever si, cuándo, cómo, y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque. Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmado.
Puesto que las acciones de una persona estúpida no se ajustan a las reglas de la racionalidad, de ello se deriva que generalmente el ataque nos toma por sorpresa, incluso cuando se tiene conocimiento del ataque no es posible organizar una defensa racional, porque el ataque, en sí mismo carece de cualquier tipo de estructura racional.
Líbranos Dios de los estúpidos.

Fuente: "Allegro ma non tropo" de Carlo M. Cipolla, en http://www.eumed.net/cursecon/economistas/Cipolla.htm

Einstein nos aporta "Sólo existen dos cosas infinitas: el universo, y la estupidez humana. Y no estoy tan seguro de la primera."

Finalmente, para ampliar esta idea: absolutamente todos llevamos cierta cantidad de estupidez intrínseca. Se me ocurre una categoría de persona para agregar:
Los necios: gente incapaz de reconocer la cuota de estupidez que los hace humanos, incluso cuando están tropezando con las consecuencias de su propia acción.


XYZ

de pesca

Lispector decía que había que escribir distraídamente para conseguir pescar algo de eso que contínuamente se escapa, lo que contínuamente está escurriéndose por las hendiduras del lenguaje, servidor más habitual de la racionalidad y el orden.
Pescando entonces, encuentro apenas una sensación difusa de impotencia, de destiempo. Y el rebote violento de las palabras no dichas. El filo del silencio es tan fraterno a esta altura como un compañero de cautiverio.


XYZ

de La galaxia perdida (fin)

aunque duela, aunque cueste, aunque parezca que todo es inútil,
tus palabras de amor no caen en el vacío.
quizás sean la heridas que no cierran,
el rumor del silencio que tal vez daña más que los hechos mismos,
o la distancia...
puedo buscar las causas de los diálogos interrumpidos y tristes,
mis murallas que se levantan cada vez que me parece
que contás con mi paciencia, con mi amor, o con mi resignación.
no es mi voluntad herirte,
es que las heridas están sanando, pero no dejan de sangrar.
es que la vida no da treguas cuando se trata de vos,
es que aunque quiera olvidarme y verte así, tan calmada, las murallas se levantan.

Ya no estoy ahí.

para que no me duela
para no obligarme a convivir con lo que me destruye,
para no ayudarte a creer que no valgo nada,
para que sepas que sé cómo es que me traten
como a una princesa, como a un tesoro,
como a una maravilla llena de detalles
perfectos y desastrosos.
Apenas como a una mujer amada.


KU se niega a jugar el juego que resulta familiar.

de La galaxia perdida

KU responde con calma, la mirada clara sobre su mirada evasiva:

No es tan difícil hablar.
No es tan difícil escribir cinco palabras seguidas con sentido.
No debería ser tan difícil.
No hay derechos adquiridos para actuar de cualquier forma
y creer que no importa nada de lo que se hace,
nada de lo que se dice.
Todo importa,
porque todo es más simple.
El amor es más simple. Es transparente.
Enredarlo, disfrazarlo o retorcerlo, sólo puede matarlo.
Todo importa.
Sin valor no se consigue nada,
ni siquiera un fugaz encuentro de 15 minutos.
El amor no es mezquino, no es receloso,
no es retorcido, no es mudo, no busca venganza,
no se satisface haciendo daño,
no ofende, no ataca,
no se rinde, no se excusa.
El amor verdadero no puede manipularse.


KU está segura de saber qué es el amor. Todavía.

de La galaxia perdida

"contra viento y marea" decía, en algún momento fugaz de arrebato romántico.
Pero depende, qué pasa si el viento sos vos mismo?
qué pasa si la marea sube o baja por tu cuenta, misteriosamente,
y el que arrasa con todo sos vos...?
Entonces ya no hay fuerzas externas contra las que resistir,
ni cosas ajenas que soportar para crear un rincón.
Te convertís en tu propio rival,
retorcés las pocas palabras que dejás salir,
y sentenciás... pero nunca la confianza,
nunca la transparencia.
Si no podés hablar con confianza, tampoco escuchás con confianza,
terminás siempre, siempre, encontrando sentidos ocultos en las palabras que oís,
escuchás siempre pensando "lo dice por mí? eso pensará de mí?"
y nada te deja vivir en paz, nada que escuches te conforma.
Te das el derecho de "fallar", de "equivocarte", pero en verdad no lo creés:
no creés que fallaste, no creés que te equivocaste conmigo.
Querés quorum, querés escuchar "sí, lo que quieras, como quieras y cuando quieras".
Es mucho pedir para quien no puede empezar por dar.
No tenés nada que perder, porque no conocés el valor
de lo que tuviste.

piensa KU, dialogando de nuevo el diálogo tropezado.

de La galaxia perdida

La búsqueda es demasiado difícil, bucear y caminar para dar a los callejones sin salida de siempre. Cautelosa cubrirse de las partículas letales que flotan sin ritmo previsible, es la desventura de inmolarse.
Pretender comprender, además de conocer la verdad, es imposible.
Tras cada rodeo, en cada rincón olvidado, KU encuentra pedazos de lo que fue,
añicos deteriorados de lo que antes pudo brillar.
Los toma, los mira, intenta quitarles la pátina de tiempo que los cubre para ver lo que hay,
y siempre hay lo mismo.
Mezquinos pedazos de presente, brillos falsos.
Una y otra vez reconoce que es inútil la búsqueda.
Una y otra vez confirma que busca sola.
KU piensa que la galaxia debió desaparecer sin dejar rastro,
sin piedad.
Sin necesidad de transformarse en la inútil testigo
de los disfraces conocidos.

de La galaxia perdida

En el recorrido por la galaxia KU encuentra toda clase de cosas que han sobrevivido al meteorito.
Buena manera de llamarlo, ya que ellos nunca pueden usar las palabras de todos para nombrar las cosas como son.
El último hallazgo no es gran cosa, cierta luminosidad reveló lo que irrita y lastima:
KU no va a hablar de todo lo que todo el mundo ve, de todo lo que el resto del mundo cree.
Las apariencias engañan casi siempre, y ésta vez no importa,
porque en apariencia él se muda a un paraíso, a un estado perfecto de unión, de buena fama entre el público, de celebridad momentánea.
Y él lo disfruta, lo alimenta, sumiso deja que todos lo aplaudan. Eso está a la vista, y es de manual: ya sabemos qué le gusta al público
cercano y lejano, ya sabemos que clase de historias tienen el aplauso y cuáles la maldición.
Entonces, no hay mucho que compartir de las apariencias públicas, están al alcance de KU como de cualquiera en esta gran obra.
Si algo puede habitar esta galaxia, si de algo vale la pena hablar, es justamente de lo que ningún público conoce; entonces vale la pena buscar palabras y gestos, establecer fechas, revelar secretos.
Ni explicar, ni analizar, y entonces comprender. Hay que ver lo que hay en esta galaxia, hay que desenmascarar la mirada para poder decir lo que hay, lo que es y existe más allá de las apariencias.
Entonces sí, hablar significa algo.
Entonces sí el silencio y el miedo pierden batallas y terrenos.

de La galaxia perdida

Probablemente sea tiempo de dejar la búsqueda.
Una frase cayó "armar algo desde el rincón que sea",
gráfica al punto de revelar la dimensión de esta galaxia.
La galaxia perdida es un rincón de otro universo,
un rincón desconectado y oculto.
Como los ambientalistas conservadores pretenden aislar una especie,
un pequeño ecosistema, para evitar que desaparezca por completo del mundo,
así están,
sin demasiada dedicación tratando de sostener un rincón olvidado.
¿Para que viva? ¿Para que forme parte del museo de la historia?
Lo único que realmente contaba era develar qué hay en ese rincón,
qué lo llena. Quizás esté vacío, pero hay que averiguarlo.
KU no ve ninguna posibilidad de armar nada en un rincón.
El resto de ese universo, tan hostil a su propia esencia y condición de mujer,
se dispone a aplastar y desaparecer el rinconcito abandonado.
KU pensó que el desastre lo había provocado un meteorito,
cuando en verdad es el universo mismo el que redujo y destruyó la galaxia
convirtiéndola en el rincón de la vergüenza oculta.

de La galaxia perdida

KU recorre espacios ocupados por palabras atropelladas, escritas a los tirones,
cartitas dejadas en el buzón secreto y compartido.
Empezaron siendo abiertas y vulnerables,
como si el miedo no hubiera alcanzado todavía a dictarlas,
eran frases rotundas y fuertes, dulces palabras de amor
que estallaban en el alma cada vez que ella miraba el buzón
y él estaba ahí.
Sus palabras eran siempre difíciles,
siempre el miedo de no ser comprendido,
el miedo de ser mal entendido,
siempre el miedo de la mano,
aunque no alcanzaba a silenciar lo que había que gritar
para sentirse vivos.
El miedo es un compañero de ruta de estos personajes. Miedo de todo lo que no puede moverse de su lugar sagrado.
El miedo ataca lo más frágil, lo más suave: la piel del alma,
si logra callarla, será mucho más fácil que domine el resto de la vida.

de La galaxia perdida

Cuando KU recuerda, las imágenes siempre reúnen a dos personas.
Durante meses fueron poblando su memoria las imágenes que ahora pueden
valerse por sí mismas, valer lo que valen sin necesidad de cotejarlas,
sin necesidad de preguntar qué es ni por qué. Valiosas y dulces porque son de ella,
porque decidió guardarlas, recrearlas, y quererlas. No importa si otros no saben, o no acuerdan;
en su alma son auténticas.
Él es el protagonista de esta historia, y la distancia no es motivo suficiente para
la ausencia. Él vive en estas líneas, y es el co-autor de las palabras que crecieron
a medida que el tiempo los juntaba.
La memoria de KU se alimenta de sensaciones,
pero también de letras y palabras. Son amigas siempre,
las palabras transportan sentimientos, acortan las distancias,
atrapan lo que la piel guarda en silencio. KU vive con las palabras,
que necesitan el silencio para hacerse, que brotan desde el fondo de los días
y de las noches que acompasaban la galaxia que hoy recuerda.
Pero hay otra memoria en esta historia.
Entonces, el espacio está abierto a sus palabras.
Y a su silencio.

de La galaxia perdida

KU pensó todo el día como escribir dos palabras sin clavarse todos los puñales
al mismo tiempo.
Se sintió bien recordando un cumpleaños lejano, una noche que hizo temblar la galaxia con el roce de los dedos.
Se acurrucó en ese recuerdo, dejó que los dedos lleguen hasta sus manos,
escuchó música que la acompañe a ese paisaje.
Pensó que quizás fuera cierto que los pensamientos buenos e intensos
pueden llegar a destino aunque la voz no diga nada.
Y así pasó ese día, enviando pensamientos,
esos besos interminables, y escapó de los puñales.

de La galaxia perdida

Narrar es, entre otras cosas, tomar conciencia de la temporalidad propia,
contando una historia se vive mientras se comprende desde una nueva perspectiva.
Cuando no hay palabras para decir lo que hay que contar,
se crean.
En este lugar perdido, una galaxia de deleites que hoy es sólo una memoria,
un meteorito de dimensiones desconocidas provocó una gran nube de materia deshecha que todo lo cubre.
Veo como van cayendo las partículas, como Juan las ve por primera vez antes de ser el Eternauta, no son inofensivas: destruyen lo que tocan. Entonces decido contar la historia del lugar que antes ocupó este futuro espacio vacío.
Mientras la nube va disolviéndose y pueden verse las ruinas de lo que fue,
recurro a la memoria de KU para reconstruir imágenes que irán a parar al espacio,
perdidas una vez que las abandone a su propia suerte.
La historia empieza en una plaza, una tarde de sol suave. Aunque muchas personas se entretienen
alrededor, cerca, no llegan al oído de KU las voces ajenas, porque la voz de alguien, su sonrisa, sus ojos,
ocupan el aire por completo.
Ella está rodeada de tibieza, y piensa que puede ser el sol de invierno.